Por una Tijuana sin hambre; una historia de ayuda

social

Crisstian Villicaña

TIJUANA.- A diario llegan decenas de migrantes y personas deportadas de Estados Unidos a esta ciudad, la mayoría arriba con necesidad de alimento, algo que la Fundación Tijuana Sin Hambre cubre gracias al trabajo que realiza junto a donadores, mercados locales que regalan verduras, ayudantes, pero en especial, con la sazón de Verónica Alvarado.

“Esa comida que tienen ustedes aquí en frente es para el Centro de Ancianos, son ancianitos que no pueden comer tal vez la carne o la carne de cerdo porque algunos ya no tienen dientes, entonces yo trato de hacerles algo que ellos se pueden comer y que este delicioso para ellos”, comentó Verónica Alvarado, cocinera de la Fundación Tijuana sin Hambre.

El pasado 14 de septiembre esta organización cumplió un año de servicio, la cual entrega despensas y alimentos preparados a grupos vulnerables.

“Somos una alianza con cuatro organizaciones que son International Community Foundation, This Is About Humanity, CBX y Fundación Tijuana Sin Hambre, las cuales fundamos esta cocina hace un año, de donde salen 3100 comidas diarias hacía 19 diferentes albergues y orfanatorios de aquí de Tijuana”, detalló la presidenta de la Fundación Tijuana sin Hambre, Maru Riqué.

Para Verónica no solo se trata de crear alimentos, sino de toda una experiencia culinaria, ya que pregunta y luego investiga cómo cocinar platillos originarios de los países de donde arriban los migrantes.

“Hemos cocinado para los venezolanos, para los rusos, haitianos, Centroamérica, de Afganistán, ayer fui al Bordo y les pregunté qué comían y ellos en el teléfono me ponen el traductor y ya les dije, qué comen, entonces yo veo lo que tengo en la cocina y les pregunto les gusta la salchicha, porque tenemos salchicha, y dicen, si, con arroz, entonces la tarde ya les llevé su arroz con salchicha y carne molida”, platicó Verónica.

La satisfacción de poder servir a los demás, verlos contentos por llevarse unos bocados al paladar, es lo que mantiene a Verónica y a la Fundación Tijuana sin Hambre, con el ánimo de continuar con esta noble labor.

“No sé si usted se dio cuenta de las personas que vinieron a recoger las comidas me buscan para darme un abrazo, para agradecer lo que hacemos por ellos, porque atrás de mi hay mucha gente, las personas que se dedican a conseguir los donativos, sólo yo lo transformó, pero con mucho amor para toda la gente y eso es lo que me llena que la gente sin conocerme me quiere mucho, eso es lo que me llena”, concluyó Verónica.

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